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domingo, 9 de septiembre de 2012

LOS ENEMIGOS DE LA ENERGIA LIMPIA


Ante el avance del cambio climático, el mundo tiene una luz de esperanza: las energías limpias están en incremento y ya se producen, casi el 20% de toda la electricidad mundial. Desagradecidamente Estados Unidos y la Unión Europea están amenazando con obstaculizar estos avances.
Durante la última década, China ha invertido miles de millones en energía solar y ha puesto en marcha ambiciosas estrategias para subvencionarla, lo que ha supuesto el desplome de los precios de los paneles. Ahora, ¡la tecnología limpia es casi tan barata como los sucios combustibles fósiles!  EE.UU. y Europa conceden subsidios públicos multimillonarios a las industrias petroleras y carboneras, y ahora están a punto de elevar el costo de la energía solar, imponiendo aranceles a China. Con el riesgo de represalias en el aire, se está gestando una guerra comercial que podría frenar en seco la revolución de las energías limpias.

La Comisión Europea inicio en este mes de septiembre una investigación sobre un posible incumplimiento de la legislación antidumping por parte de empresas chinas que supuestamente vendieron paneles solares por debajo de su precio de coste. Este gesto podría desencadenar una nueva guerra comercial con China, puesto que Pekín amenaza con tomar represalias con los vinos europeos y los materiales industriales. Según los diarios The  New York Times y el diario británico TheGuardian, esta investigación se origina tras una serie de quiebras y de cierre de plantas de empresas europeas que fabricaban paneles solares. La demanda interpuesta en Bruselas surgió de un consorcio de 20 fabricantes europeos, que representan un cuarto de la producción de paneles en la UE.
“El año pasado, China, que representa dos tercios de la producción mundial, exportó paneles solares por valor de 21.000 millones de euros a la UE, alrededor del 80% de los paneles exportados. El mercado es inmenso. En muy pocos años, China se ha convertido en el mayor productor de paneles solares del mundo, mientras la UE es, con mucha diferencia, el mayor mercado para los productos chinos”.
La investigación amenaza con ser extremadamente polémica y muy sensible en el ámbito político. El Gobierno alemán, que disfruta de una “relación especial” con China basada en el comercio y las exportaciones, recela de despertar la ira de Pekín, a pesar de que la demanda está liderada por empresas alemanas. […]
La Comisión ha decidido dictar un veredicto provisional para esta disputa, que podría suponer que se impongan aranceles temporales en productos chinos, y podría producirse incluso en junio de 2013. A partir de entonces, los Gobiernos de la UE tendrán que decidir cómo proceder tomando como referencia el veredicto final previsto para principios de diciembre de 2013.
Según informa The Guardian, Pekín ha llevado a cabo una dura campaña en contra de la investigación de Bruselas. El periódico oficial de Pekín en lengua inglesa, el China Daily, advirtió de que China podría contraatacar imponiendo trabas comerciales a la UE si Bruselas decide seguir adelante con la investigación. Además, añade que China expresó un "profundo pesar" por la decisión de la Comisión Europea […] aduciendo que eso dañará el desarrollo del sector de las energías limpias.
Igualmente El gobierno de Estados Unidos busca imponer nuevos aranceles a los paneles solares fabricados en China, luego de detectar que las compañías chinas inundan el mercado estadounidense con productos subsidiados por su gobierno.
El Departamento de Comercio dijo que los productores chinos habían vendido celdas y paneles solares en Estados Unidos con márgenes de subsidio de entre 31% y 250% respecto al precio original. Si se ratifica el fallo preliminar, se podrían imponer aranceles de 31% en promedio sobre las importaciones de paneles solares de China.
Dichos aranceles serían adicionales a las cuotas de entre 2,9% y 4,73% impuestas en marzo luego de que la dependencia descubrió que China subsidiaba de manera indebida a sus fabricantes de productos que aprovechan la energía solar.
Los aranceles anunciados fueron mayores a lo esperado y podrían intensificar las tensiones comerciales entre ambos países. Varios fabricantes estadounidenses de paneles solares habían pedido al gobierno que sancionara a China por vender en Estados Unidos productos a precios subsidiados.
No obstante, la mayoría de las compañías estadounidenses que instalan paneles solares se oponen a los aranceles contra China, con el argumento de que las importaciones baratas han ayudado a hacer más accesibles dichos productos a los usuarios norteamericanos finales. También les preocupa que China pueda tomar represalias contra compañías estadounidenses, dado que las autoridades chinas han anunciado una investigación sobre si el apoyo que el gobierno de Estados Unidos otorga a las compañías de energías renovables daña a los proveedores extranjeros.
"Este es el primer paso de una guerra comercial entre Estados Unidos y China", dijo Jigar Shah, líder de una coalición de compañías solares que se oponen a los aranceles de Estados Unidos.

Con estas acciones en contra de la Energía Limpia impulsada por las compañías petroleras y carboníferas del mundo que tratan de imponer su energía contaminante, declarando la guerra a las energías limpias. Las empresas petroleras buscan un nuevo negocio, a través del monopolio de las energías renovables y sus procesos tecnológicos. Shell y otras empresas como BP, invierten millonarias sumas de dinero en energía solar, desarrollando, por ejemplo, células fotovoltaicas, lo que sin duda en el futuro les permitirá un control monopólico de estas nuevas tecnologías, y las hará inalcanzables para los pueblos y países descapitalizados.
Su estrategía es ejercer el monopolio, y si lo concretan en el campo de las tecnologías limpias, habremos perdido una oportunidad.Otro tipo de tecnologías que se propone transferir, son tecnologías caducas que ya no tienen mercado en los países industrializados.
Su discurso converge con las instituciones y organizaciones de alto perfil que integran  el llamado “lobby internacional del carbón”. Fuertemente financiadas por grandes petroleras como Exxon y Chevron, y por las transnacionales automotrices y de energía, han insistido por treinta años en que el cambio climático es “natural” y que cualquier medida que recorte el uso de combustibles fósiles —sobre todo petróleo y carbón— sería una atentado injustificado al “desarrollo”, las fuentes de empleo, el “derecho” a consumir más y a preservar el “modo de vida americano”.

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